Analizamos los factores que generan polarización en las plataformas digitales mediante el uso de modelos matemáticos y el análisis de redes sociales. El objetivo es comprender cómo la interacción social y la influencia externa pueden tanto fomentar como mitigar este fenómeno. La polarización política, entendida como el proceso en el que las opiniones se agrupan en extremos opuestos, suele ser el resultado de la fragmentación de la información, la falta de consenso y el refuerzo de ideologías divergentes. En las redes sociales, esta dinámica se intensifica cuando los usuarios se agrupan con otros que comparten sus creencias, fortaleciendo sus puntos de vista y rechazando las opiniones de grupos opuestos.
En este contexto, buscamos evaluar los efectos de varios factores: la interacción a través de las redes sociales, que fomenta la creación de cámaras de eco donde los individuos solo acceden a información que refuerza sus creencias; los medios de comunicación y las campañas globales, que con sus mensajes pueden polarizar a la población, especialmente durante procesos electorales o la difusión de políticas gubernamentales; y las creencias personales, que influyen en cómo los individuos perciben la información, guiando su aceptación o rechazo de ciertos puntos de vista.
La polarización tiene consecuencias profundas en la sociedad. Genera desconfianza, ya que a medida que los grupos se alejan unos de otros, disminuye la confianza en las instituciones y en los otros sectores sociales. Además, provoca una fragmentación, lo que dificulta el diálogo constructivo y la cooperación entre diferentes grupos. Finalmente, puede llevar a la radicalización, con individuos que se adhieren de manera más rígida a sus ideologías, adoptando posturas extremas. Medir estos efectos nos permitirá proponer estrategias que contribuyan a mejorar las políticas públicas y, en última instancia, mitigar las consecuencias negativas de la polarización en la sociedad.